sábado, 23 de octubre de 2010

Día cualquiera

Me despierto en la mañana, tarde, muy tarde, mas tarde de lo normal, mi madre no me dice nada, mi hermano, entra a mi pieza como lo hace cada fin de semana, esperando mi presencia dentro de mi hogar, esperando que llene ese espacio al cual esta acostumbrado. Pero mas que eso, es que este ahí, con el, como tanto le gusta, como tanto me gusta.
Nuestra "común" relación, quizás, o simplemente nuestra relación, que es nuestra, que construimos y que destruimos para volverla a armar al otro día, para quejarnos con posterioridad, para reírnos, de la manera en que solo nosotros entendemos, con esa risa explosiva frente a la desgracia ajena, o esa alegría desbordante que nos produce la estupidez y simpleza humana. Esa conexión, que desde su nacimiento floreció, y mas aun, que se presentaba estando dentro de mi madre, con siempre una respuesta frente a cualquier estimulo que yo enviara; le hablaba, le cantaba, lo quería, lo esperaba.
Es increíble como una persona dentro de nuestra familia pueda tener una importancia tan grande. Increíble, me parece, porque la familia se toma comúnmente como algo obligatorio, como algo impuesto, como algo "de fabrica", sin embargo, este pequeño ser despierta en mi un amor incondicional, que me hace detestarlo cada vez que tiene una actitud odiosa, pero que sin embargo, en su ausencia, el vacío se hace casi abismal, casi insoportable, porque es el, con toda su alegría, con toda su luz, con todo su carácter, con todas sus respuestas inesperadas, con su voz ronca a pesar de su edad, con sus llantos absurdos por no saber  perder, con su enojo descomunal cuando no tiene lo que quiere, todo eso que lo hace ser el, simplemente el, odiable, detestable, adorable, y especial. Es el quien siempre tiene algo que contar, el que no entiende que callarse no significa hablar mas bajo, sino simplemente no hablar. El que nos alegra con sus locas ideas, con su constante parloteo frente a nuestro silencio que comúnmente se presenta, bueno, eso no es del todo cierto, si no habla el, mi madre lo hace. He querido que alguien entienda todo eso que el significa, que no es simplemente un hermano, que es MI hermano, ese ser por el que daría la vida, que no aceptarlo a el es no aceptarme a mi. ¿Podría alguien  entenderlo alguna vez? Eso espero, al menos espero que tu lo entiendas, pues tu me importas.
 ¿De donde habrá salido tanta sociabilidad y personalidad? De ella misma de seguro, yo y mi padre los observamos, pues nosotros somos mas "pensativos", temperamentales, tan racionales que caemos en la irracionalidad, absurdos, emocionales, callados,  quizás en el fondo mas solitarios. La paradoja en si misma. Si, conocemos gente, hablamos, pero en el fondo esa misma gente nos aburre después de un tiempo,  y esa necesidad de aislarse se vuelve imperante, y el tedio se apodera de nosotros y nos largamos a nuestro mundo. Él lo entiende, yo lo entiendo, y así nos quedamos, en silencio, dándonos nuestro espacio, mas por comodidad que por otra razón, mas por conservar el status quo, que trabajar por tener una mejor comunicación. Pero a veces nos hace falta, a veces queremos saber, a veces queremos a esa gente, y no entendemos por qué nos sentimos así, por qué tenemos que ser así, nos enoja, nos molesta, pero sin embargo, lo aceptamos, es algo que forjamos, es algo que esta en nosotros, y no podemos esperar que la gente siempre este a nuestra disposición haciendo lo que queramos, quizás es por la misma razón que es tan difícil estar con alguien, porque apenas toleramos estar con nosotros mismos. ¿Le pasara a todo el mundo esto? ¿Será que todos viven en esta lucha constante contra su naturaleza? Yo creo que si, pero cada uno a su manera. Y de pronto viene a mi mente esa idea de llegar al lado animal, salvaje, llegando adentro en lo mas profundo del ser, desapareciendo cada una de esas capas que nos muestra de una manera mas adecuada y "presentable" frente al mundo, creo que todos tenemos que hacer eso alguna vez, volver a lo primitivo, pero asusta, ¿no? , se produce la apocalíptica sensación de miedo frente a lo primitivo. ¿Que pasaría conmigo si hiciera eso?

¡Que dramática que soy!

Cuanta cosa puedo pensar estando sentada viendo una película...

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